La cremosidad de la miel se logra mediante un proceso controlado de cristalización. Este proceso consiste en batir la miel para romper los cristales grandes y transformarlos en cristales finos, lo que da como resultado una textura suave y homogénea. Además, se mantiene la miel a temperaturas específicas para evitar que se cristalice de forma arenosa. Este método conserva todas las propiedades naturales de la miel, como enzimas y antioxidantes, mientras mejora su textura para ser más fácil de untar.

La miel tiene una amplia gama de propiedades beneficiosas para la salud:

• Antibacteriana y antimicrobiana: Ayuda a combatir infecciones causadas por bacterias y hongos.

• Antioxidante: Protege las células del envejecimiento prematuro y fortalece el sistema inmunológico.

• Cicatrizante: Promueve la curación de heridas y úlceras.

• Antiinflamatoria: Reduce la inflamación en tejidos y órganos.

• Nutritiva: Rica en vitaminas, minerales, aminoácidos y enzimas esenciales.

• Reguladora: Ayuda a mejorar la digestión y la salud intestinal.